La industria naval enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia: reducir su impacto ambiental sin comprometer la eficiencia operativa. Tradicionalmente, los motores diésel han sido la opción predominante en el sector, pero con el avance de la electrificación y la presión por adoptar soluciones sostenibles, los motores eléctricos han emergido como una alternativa real y competitiva.

En este artículo analizamos las diferencias clave entre motores eléctricos y diésel, evaluando su impacto ambiental y operatividad, y explicando por qué la propulsión eléctrica está marcando el camino hacia un sector marítimo más limpio y eficiente.


Impacto ambiental: ¿cómo afectan al planeta?

La huella ambiental del transporte marítimo es significativa. Actualmente, los barcos impulsados por diésel generan alrededor del 3% de las emisiones globales de CO₂, además de emitir óxidos de azufre (SOx) y óxidos de nitrógeno (NOx), altamente contaminantes.

Motores diésel: emisiones y contaminación

  • Altas emisiones de CO₂: Contribuyen al calentamiento global y la acidificación de los océanos.
  • Óxidos de azufre y nitrógeno: Provocan lluvia ácida y afectan la calidad del aire en zonas portuarias.
  • Ruido y vibraciones: Generan contaminación acústica submarina, perjudicando la vida marina.
  • Derrames de combustible: Riesgo de contaminación en accidentes o malas prácticas operativas.

Motores eléctricos: una alternativa libre de emisiones

  • Cero emisiones de CO₂, SOx y NOx durante su funcionamiento.
  • Energía limpia y renovable: Pueden alimentarse con baterías cargadas con fuentes renovables como solar o eólica.
  • Menos contaminación acústica: Su funcionamiento es silencioso, reduciendo el impacto en ecosistemas marinos.
  • Menos residuos y mantenimiento: No requieren aceites lubricantes ni generan desechos contaminantes.

El balance ambiental es claro: los motores eléctricos son la opción más sostenible para reducir la huella ecológica del sector marítimo.

Eficiencia y rendimiento operativo: ¿cuál es la mejor opción?


Más allá del impacto ambiental, la eficiencia y el rendimiento son factores determinantes a la hora de elegir un sistema de propulsión.

Consumo y eficiencia energética

  • Motores diésel: Su eficiencia térmica ronda el 35-45%, lo que significa que más de la mitad de la energía del combustible se pierde en forma de calor.
  • Motores eléctricos: Alcanzan eficiencias superiores al 90%, aprovechando mejor la energía y reduciendo pérdidas.


Autonomía y operatividad

  • Los motores diésel tienen mayor autonomía en largas distancias debido a la densidad energética del combustible, pero dependen de un suministro constante de combustibles fósiles.
  • Los motores eléctricos han mejorado significativamente su autonomía gracias a baterías LFP de última generación y soluciones híbridas con sistemas de carga optimizados.


Mantenimiento y costos operativos

  • Motores diésel: Requieren mantenimientos periódicos costosos, cambios de filtros, lubricantes y revisiones mecánicas constantes.
  • Motores eléctricos: Con mantenimiento predictivo y menor desgaste, reducen costos operativos y tiempos de inactividad.


¿Por qué la electrificación es el futuro del sector naval?

Si bien los motores diésel aún dominan el mercado, la electrificación del sector marítimo ya es una realidad impulsada por normativas más estrictas y la necesidad de reducir emisiones.

Beneficios clave de la propulsión eléctrica en el sector naval:

Menos emisiones y cumplimiento normativo: Se adapta a las regulaciones internacionales de reducción de emisiones.


Eficiencia energética superior: Menos consumo de energía y mejor aprovechamiento de los recursos.


Menor mantenimiento y mayor fiabilidad: Reducción de costos operativos a largo plazo.


Sostenibilidad y adaptación a la transición energética: Compatible con energías renovables y soluciones híbridas.


Experiencia de navegación mejorada: Operaciones más silenciosas y menos vibraciones.